Ala! Una pelusa....

¿Por donde empiezo? Quizá por el final, sí, decidido. Tenía los ojos verdes. Pero no un verde hoja no. Un verde.... que simplemente no tiene adjetivos. Me querían decir algo lo sé, pero no conseguía descifrar ese laberinto de pestañas. Cada paso que daba era un sueño nuevo, un nuevo destino que no entendía de fronteras. Respiraba profundamente, casi con avaricia. Cualquiera diría que quería todas las partículas de oxígeno existentes para ella. Saltaba de baldosa en baldosa de una forma muy peculiar, por no decir graciosa. Siguiendo el inocente juego de no pisar las rayas. Nunca entenderé porque no las queremos pisar... Las notas bailaban en sus oídos divertidas, cada una con un tono diferente. Cada una produciendo un escalofrío diferente. Chica normal donde las haya. ¿ No es así? Pero yo sabía algo que nadie alcanzaba a saber. Su secreto, su pequeño secreto encerrado bajo llave. Ella, guardaba cada una de las pestañas que se le caían en un bote de cristal. Cada una contenía un deseo, un sueño nocturno e incluso una ilusión. Las guardaba con el único fin de arrojarlas algún día por la ventana de su cuarto. Y que mediante el aire que respiraba, esos deseos llegasen en forma de pestaña a la gente. A toda esa gente que realmente necesitaba una ilusión. Porque ella era feliz con lo que tenía, no necesitaba todas esas pestañas. Pero no se lo digáis a nadie, es un secreto entre nosotras.