YO, MI, ME, CONMIGO

Hola hola! ¿Qué tal estamos? Soy Ania, esa blogger un tanto, bastante pasota que ha dejado de lado todo esto durante nada más y nada menos que 14 días. Enserio, soy un desastre! jaja Pero no os preocupéis no me he olvidado de vosotros! Vuelvo con más ganas que nunca. :)

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Que bonita estaba la ciudad. Toda ella cubierta de pensamientos de transeúntes que se habían tropezado en alguna esquina de las calles. Realmente precioso. Las calles respiraban agitadas. Todos se movían como impulsados por instintos animales. Como el antílope que siente la presencia del león. La neblina se había apoderado de los ojos de la gran mayoría haciendo que no pudieras ver más aya de sus cordones. El repiqueteo de una gotera pasaba desapercibida, el llanto de un minino la hacía insignificante. Colores y más colores asomaban por las ventanas en forma de ropa interior y vaqueros desteñidos. Animalillos entrañables poco queridos en las calles jugaban a asustar. Ratas, sucias ratas. Todo se movía al compás. Todo igual a mis ojos. Todo menos ella. Fumaba su pitillo con indiferencia. Vaqueros rotos, camiseta amarilla y unas desgastadas converse. Tenía algo en la mirada que le había resaltar entre la gente. Misterio quizá. Apagó el cigarro de un pisotón y como si hubiese cumplido su trabajo, montó en la moto y desapareció al final de la avenida. Destino hacia quien sabe que bar con luces de neón. Hacia quien sabe que sueño por cumplir. Hacia quien sabe que nuevo cigarro...