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Que no es verdad que no haya tiempo para cerrar los ojos y poder volar por otros cielos. Afortunadamente sé, que no es verdad que hayamos muerto abandonados a la cruda realidad de no querernos.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Informe 255435

Por norma general al ser humano se le activa un pequeño sensor en el interior de su ser cuando escucha o ve a alguien llorar. Se podría decir que se activa un pequeño piloto dejando al descubierto la parte más humana y a la vez más débil del propio. Cuando esto sucede, como por un impulso, tendemos a agacharnos poniéndonos a la altura de aquél que está tapándose la cara, y preguntarle " ¿ Estás bien?". Esa dichosa pregunta que pronunciámos por quedar bien, o simplemente por mera curiosidad. Ahí se demuestra que el ser humano no es del todo inteligente. Nadie con dos dedos de frente pondría en duda que alguien esté mal al verle derrochar lágrimas. Otra de las teorías es que preguntemos eso por timidez, por no saber como entablar una conversación, por esa inseguridad que nos crea el no decir las palabras exactas. Aquí es cuando el sujeto que llora se seca las lágrimas con la manga de la chaqueta, levanta un poco la mirada, pero no del todo, y contesta con un " Sí estoy bien". Otra muestra de la poca inteligencia del ser humano. Es imposible pensar que alguien con cabeza pueda llegar a creerse esa respuesta. En ese momento no se da cuenta de que sus ojos irritados delatan su estado emocional. Posteriormente este esboza un intento de sonrisa, para tratar de convencer al otro y balbucea un leve " quería estar sola". Eso justifica el porqué está en una esquina alejado de todo.
Obviamente en ese momento el sujeto B, aquel que no llora, se sienta a su lado y le da un abrazo. Un abrazo cálido y cercano. Aquí es donde se demuestra que el ser humano no es del todo estúpido. El sujeto A, ha conseguido dar a ver que lo que necesita en ese momento es una muestra de cariño, y nada de preguntas tontas, que realmente no quería estar solo, si no que alguien se preocupase por él. Al igual que el sujeto B ha conseguido interpretar correctamente las mentiras piadosas del que llora, y actuar correctamente al abrazarle solamente.
Con todo esto demuestro que el ser humano tiende a ser tan meticuloso, tan frío, que se olvida que lo verdaderamente importante carece de palabras.
Ania.
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