martes, 30 de agosto de 2011
El idioma del silencio
No será ni la primera ni la última vez que me apoyo en la música para poder moldear palabras en un papel. La falta de practica quizá sea la que me bloquea y no permite que me exprese como yo siempre he sabido. Cuantas veces habré soñado con poder dibujar con las yemas de mis dedos cada una de las sílabas que me aterran y se precipitan en las comisuras de mis labios. Pero nada, en vano. Y es que la inspiración es caprichosa. Tan rápido como viene se va. Y me abandona, perdida en un laberinto de pestañas que lentamente van cerrándome el paso cayendo, yo con ellas, en un profundo sueño. Otra noche más que no consigo terminar un texto, otra noche más que el sueño me vence dejando mis propósitos a medias, otra noche más que decido dejar lo que estoy haciendo por volar a un sitio desconocido, otra noche más que me prometo a mí misma que mañana volveré con las fuerzas suficientes. Al fin y al cabo, otra noche más...
He vuelto a las calles del blog. Y hasta que no me he puesto a escribir no me había dado cuenta de lo desentrenada que estaba. Había dejado todo esto un poco de lado por pereza quizá. y porque me he centrado ultimamente más en la fotografía. Y claro, se me había olvidado lo mucho que me llenaba escribir. Pero bueno, aquí estoy de vuelta dando un poco la tabarra. Espero que perdoneis mi falta de inspiración. Y os intentaré mostrar fotitos que haya hecho durante este tiempo. Un besito. Ania.
PD: esta foto es del puerto de Benidorm de este verano, disfrutadla:)
jueves, 18 de agosto de 2011
No, no he muerto. Solo he desaparecido un tiempo
Prometo que nunca dejaré de lado aquellos atardeceres que me dan conversación las tardes de domingo. Que mi hija se llamará África y tendrá la furia de su madre. Que me haré un tatuaje en x sitio y con x significado. Que llamaré una vez a la semana a todas ellas y que mi perro será un Golden. Mi autocarabara recorrerá los quilómentros jamás imaginados y nunca pisaré una oficina más de 3 horas. Dormiré en playas al cobijo de esa estrella mientras una fogata y una guitarra me cantan una nana. Mi voz se escuchará en cuaquier eco que alguien esté dispuesto a escuchar. Y mis oídos recogerán las historias mas aterradoras y bellas al mismo tiempo. Prometo ser libre como el diente de león al vuelo aunque me vea obligada a permanecer unida al suelo con piés de cemento. Pero sobre todo, sobre todo, prometo convertirme en aquello que realmente soy. Ania Beltrán de Guevara.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)