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Que no es verdad que no haya tiempo para cerrar los ojos y poder volar por otros cielos. Afortunadamente sé, que no es verdad que hayamos muerto abandonados a la cruda realidad de no querernos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Sueño eterno.

Las luces del alba me desvelan entre mares de sábanas. Pensamientos en estampida pierden el rumbo establecido. La escarcha del cristal se parece a la del alma y el tiempo, mi tiempo, ha dejado de existir. Tímidos rayos de sol se cuelan por las persianas envolviendo con cuidado mi aterciopelada piel. El silencio de mi cama me envuelve, me arropa y me viste. El silencio de mi ser me asusta, me abruma y me gusta. El frío, dichoso frío, me estremece encogiéndome, volviéndome indefensa. Mi cuerpo entra en éxtasis por un escalofrío que me recorre la columna vertebral. De principio a fin. Cada centímetro de mi piel. Cerca de esa ataraxia de la que me han hablado.
Me abandono, cierro los ojos. Me abandono, esbozo una sonrisa. Me abandono. En una caricia. Me abandono. Cada centímetro de mi piel... Cada centímetro de... Cada centímetro... Cada... ca...sh...
|ania|
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miércoles, 9 de noviembre de 2011

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Ojea la arrugada foto que se ha caído del álbum. Ese álbum de tapas
granates que desde pequeña le ha encantado mirar. Siempre le ha gustado el hecho de que en las fotos las cosas no cambian. Las personas siguen en ellas igual de unidas, los paisajes igual de bonitos, y las modas igual de ridículas.
No puede evitar empapar la fotografía deteriorándola un poco más. No puede evitar que su cabeza se llene de remordimientos por la de tardes que no le dedicó una visita. Y no puede evitar sentir lástima por él, por la de recuerdos y la de nombres que ya ni siquiera es capaz de recordad. Tiene que ser muy duro no reconocer ni tu propio reflejo.
Y una vez más maldice la capacidad que tenemos los seres humanos de olvidar. De hacer que todas aquellas experiencias del pasado se conviertan en un vago recuerdo, en un susurro inaudito. Tan pesado es el olvido, que ya ni siquiera recuerda la última vez que le vio caminar. Ni siquiera recuerda la última vez que le pellizcó las mejillas. Tampoco aquel característico olor que inundaba su casa.
Ten presente que duelen más las arrugas del alma, que aquellas que adornan tu cara. Que el final es el mismo para todos y queramos o no estamos unidos al tiempo . Es él quien decide cuando nos llega el momento.
Hay veces que simplemente es tarde para recuperar el tiempo perdido. Veces en las que lo único que te queda es verle postrado en la cama, agarrarle su delicada mano, y con la mayor sonrisa del mundo transmitirle lo mucho que le quieres. Ese será el mayor regalo que nadie le pueda hacer.
Que tengas un buen viaje.

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jueves, 20 de octubre de 2011

Gotas otoñales.

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Llueve y la gente corre en avalancha por las calles. Son como animales alterados buscando un poco de seguridad. Esa señora cincuentona que acaba de salir con un ego por los cielos de la
peluquería, maldice todo lo que se mueve. Ahora su marido ni siquiera se dará cuenta de los rizos tan perfectos por los que ha pagado 80 euros. Champiñones de colores se mueven a la velocidad de la luz por las estrechas calles, ni siquiera tienen en cuenta la de ojos que podrían sacar. Todos huyen, todo el mundo se refugia. Yo en cambio no. Dejo que el agua me resbale por la cara. Ando a la misma velocidad que siempre, incluso más lento. Disfruto de el repiqueteo del agua en los coches.No puedo evitar tararear en bajo aquella vieja canción que suena en mis auriculares. Respiro profundamente; huele a hierba mojada. Las calles están desiertas, y la noche va cayendo poco a poco. Las primeras farolas ya están encendidas dándole al suelo mojado un tono cobrizo. Camino sin rumbo, es como si las gotas de lluvia recogieran todos mis pensamientos y al estrellarse contra el suelo, estos se estrellaran con ellas. No queda ninguna preocupación, ningún tirón de pelos, nada... espera, no, ¿ dónde se esconden las mariposas cuando llueve...?

domingo, 11 de septiembre de 2011

Informe 255435

Por norma general al ser humano se le activa un pequeño sensor en el interior de su ser cuando escucha o ve a alguien llorar. Se podría decir que se activa un pequeño piloto dejando al descubierto la parte más humana y a la vez más débil del propio. Cuando esto sucede, como por un impulso, tendemos a agacharnos poniéndonos a la altura de aquél que está tapándose la cara, y preguntarle " ¿ Estás bien?". Esa dichosa pregunta que pronunciámos por quedar bien, o simplemente por mera curiosidad. Ahí se demuestra que el ser humano no es del todo inteligente. Nadie con dos dedos de frente pondría en duda que alguien esté mal al verle derrochar lágrimas. Otra de las teorías es que preguntemos eso por timidez, por no saber como entablar una conversación, por esa inseguridad que nos crea el no decir las palabras exactas. Aquí es cuando el sujeto que llora se seca las lágrimas con la manga de la chaqueta, levanta un poco la mirada, pero no del todo, y contesta con un " Sí estoy bien". Otra muestra de la poca inteligencia del ser humano. Es imposible pensar que alguien con cabeza pueda llegar a creerse esa respuesta. En ese momento no se da cuenta de que sus ojos irritados delatan su estado emocional. Posteriormente este esboza un intento de sonrisa, para tratar de convencer al otro y balbucea un leve " quería estar sola". Eso justifica el porqué está en una esquina alejado de todo.
Obviamente en ese momento el sujeto B, aquel que no llora, se sienta a su lado y le da un abrazo. Un abrazo cálido y cercano. Aquí es donde se demuestra que el ser humano no es del todo estúpido. El sujeto A, ha conseguido dar a ver que lo que necesita en ese momento es una muestra de cariño, y nada de preguntas tontas, que realmente no quería estar solo, si no que alguien se preocupase por él. Al igual que el sujeto B ha conseguido interpretar correctamente las mentiras piadosas del que llora, y actuar correctamente al abrazarle solamente.
Con todo esto demuestro que el ser humano tiende a ser tan meticuloso, tan frío, que se olvida que lo verdaderamente importante carece de palabras.
Ania.
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martes, 30 de agosto de 2011

El idioma del silencio


No será ni la primera ni la última vez que me apoyo en la música para poder moldear palabras en un papel. La falta de practica quizá sea la que me bloquea y no permite que me exprese como yo siempre he sabido. Cuantas veces habré soñado con poder dibujar con las yemas de mis dedos cada una de las sílabas que me aterran y se precipitan en las comisuras de mis labios. Pero nada, en vano. Y es que la inspiración es caprichosa. Tan rápido como viene se va. Y me abandona, perdida en un laberinto de pestañas que lentamente van cerrándome el paso cayendo, yo con ellas, en un profundo sueño. Otra noche más que no consigo terminar un texto, otra noche más que el sueño me vence dejando mis propósitos a medias, otra noche más que decido dejar lo que estoy haciendo por volar a un sitio desconocido, otra noche más que me prometo a mí misma que mañana volveré con las fuerzas suficientes. Al fin y al cabo, otra noche más...

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He vuelto a las calles del blog. Y hasta que no me he puesto a escribir no me había dado cuenta de lo desentrenada que estaba. Había dejado todo esto un poco de lado por pereza quizá. y porque me he centrado ultimamente más en la fotografía. Y claro, se me había olvidado lo mucho que me llenaba escribir. Pero bueno, aquí estoy de vuelta dando un poco la tabarra. Espero que perdoneis mi falta de inspiración. Y os intentaré mostrar fotitos que haya hecho durante este tiempo. Un besito. Ania.
PD: esta foto es del puerto de Benidorm de este verano, disfrutadla:)

jueves, 18 de agosto de 2011

No, no he muerto. Solo he desaparecido un tiempo

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Prometo que nunca dejaré de lado aquellos atardeceres que me dan conversación las tardes de domingo. Que mi hija se llamará África y tendrá la furia de su madre. Que me haré un tatuaje en x sitio y con x significado. Que llamaré una vez a la semana a todas ellas y que mi perro será un Golden. Mi autocarabara recorrerá los quilómentros jamás imaginados y nunca pisaré una oficina más de 3 horas. Dormiré en playas al cobijo de esa estrella mientras una fogata y una guitarra me cantan una nana. Mi voz se escuchará en cuaquier eco que alguien esté dispuesto a escuchar. Y mis oídos recogerán las historias mas aterradoras y bellas al mismo tiempo. Prometo ser libre como el diente de león al vuelo aunque me vea obligada a permanecer unida al suelo con piés de cemento. Pero sobre todo, sobre todo, prometo convertirme en aquello que realmente soy. Ania Beltrán de Guevara.

domingo, 17 de abril de 2011

La curiosidad mató al gato

Querido desconocido:
No sabes lo mucho que he estado pensando en porqué llevas los cordones atados en zig-zag y en todas las ilusiones que tienen guardadas esas arrugas en la frente. Me fascina esa forma que tienes de andar ligeramente ladeado hacia la derecha. Espero que algún día me cuentes dónde se quedaron esas manos suaves y sin callos y el porqué de tu mirada vacía. Le preguntaré al viento el motivo por el que te roza con delicadeza y con un poco de suerte me contará todos los sollozos que se te han escapado.Querido desconocido, no sabes el tremendo e inexplicable interés que despiertas en mí.

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