+ ¡Ja, ja, ja! ¿Porqué dices que soy más listo que tu profesora Carla pequeño?
- Joé abuelo, pues porque tienes más arrugas. Y mamá me dijo un día que las arrugas son años de inteligencia. Así que tú tienes que ser inteligentísimo.
+ ¡ Ja, ja, ja! Algún día tendría que apuntarme todas estas cosas que rondan tu pequeña cabeza. Pues verás hijo, detrás del mar hay más gente, casas como la nuestra y tiendas de chuches tres veces más grandes que la de aquí.
- ¡Ala! Pues habrá muchas chuches e... Si lo dices tú sí que me lo creo. ¿ Pero has estado alguna vez allí?
+ No hijo, yo ya estoy mayor. Los años no perdonan. Son muy rencorosos, y con tu edad no podía imaginar ir al otro lado del mar. Lo cierto es que ahora me siento en este puerto y me arrepiento de no haber visto con mis propios ojos todo lo que se esconde tras el horizonte, todos sus secretos.
- Pues abuelo, ya tenemos plan para mañana. Hacemos las maletas y cogemos un barco. Que nos lleve al horizonte ese del que hablas. Y le decimos al tiempo que no sea tan rencoroso, que tú no le has hecho nada. Así veremos juntos los secretos que hay detrás del mar y todas esas tiendas de chuches enormes. Y así aparte cuando vuelva a clase le puedo decir a la profe Carla que he estado en las tierras de el horizonte. ¿ Vale abuelo?
+ ¡ Ja, ja ja! Enserio, algún día tendría que apuntarme todas estas cosas que rondan tu pequeña cabecita.
